lunes, 16 de noviembre de 2009

Las metáforas del mundo on line (5)

Entrevista a Edgar Morin
Antecedentes

Como prometí en la entrega anterior, rescato para mi blog una entrevista que le realicé a Edgar Morin el 15 de junio de 1997 para El Búho, Excélsior. Aunque dicha entrevista fue recopilada más tarde (con fallas y recortes) en una publicación de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, me pareció oportuna ponerla a disposición de los usuarios y retomada de su fuente original. A diferencia de lo que opinan algunos apologistas de la red, el pensamiento de Morin adquiere una vigencia crítica invaluable, cuando lo utilizamos para explicarnos fenómenos de comunicación como los que ahora estamos atravesando. Por último, quisiera agradecerle a Félix Acevedo y Ana Bertha Galván Mata, su desinteresada ayuda en este rescate arqueológico que hoy salta a la red.

Entrevista a Edgar Morin

15 de junio de 1997

Pensamiento complejo

En fecha reciente, la UIA, la UNAM y el IFAL invitaron a México al pensador francés Edgar Morín, quien ofreció algunas conferencias y un seminario en la Universidad Iberoamericana. Navegador a contracorriente, Morín es un hombre que podemos ubicar en las antípodas del pensamiento excluyente y de las tendencias simplificadoras. La razón se ha vuelto loca, las disciplinas científicas y sociales se aíslan unas de las otras, se niegan y entronizan sus métodos de conocimiento como los únicos admisibles. Frente a este caos, que encuentra buena parte de su representación en el proceso global mediante el cual se nos quiere vestir a todos con el mismo uniforme, voces como la de Morín forman parte de la resistencia, una resistencia que poco a poco va ganando adeptos y que le permiten al escéptico esbozar una pequeña mueca que parece decir vamos bien. Antes de dar paso a la entrevista, quisiera citar algunos fragmentos de su obra que me parecen el mejor espejo de nuestra realidad política y cultural: “Cuando el humanismo y la virtud crítica zozobran, hay un desencadenamiento de una fuerza implacable de orden y de homogeneización (...) La razón se vuelve loca cuando se convierte a la vez en un puro instrumento del poder (...) Así, en esta lógica, no sólo se produce una burocracia para la sociedad, sino también una sociedad para esta burocracia; no sólo se produce una tecnocracia para el pueblo, sino que también se construye un pueblo para esta tecnocracia; no sólo se produce un objeto para el sujeto, sino también, según la frase de Marx a la que hoy se le pueden dar repercusiones nuevas y múltiples, ‘se produce un sujeto para el objeto’.”
Escasos veinte minutos en una mesa en la que Morín estaba rodeado por amigos, fueron los que tuve para conversar con este hombre de 76 años cuya lucidez y franqueza convocó en su seminario a oceanógrafos, biólogos, historiadores, sociólogos y estudiantes de todas las carreras. Pensar al hombre en su complejidad y ofrecer la experiencia intelectual al servicio de la vida son las apuestas de Edgar Morín.

Usted dijo que el racionalismo es la hipertrofia de la razón. Todo exceso teórico deviene en doctrina y la doctrina del racionalismo se reflejó en el terror de la Revolución Francesa, cuyo símbolo más grotesco fue la guillotina. ¿Le parece que la globalidad cultural que se nos quiere imponer está sustentada sobre principios racionalistas que niegan la pluralidad y la complejidad del hombre?
Una forma de mirar al proceso de la revolución francesa es mediante el conjunto de dos proyectos muy importantes: el de Rousseau y el de Voltaire. El movimiento fue muy rico y complejo, mirarlo sólo desde el terror es equivocado. El periodo del terror fue solamente un momento externo de la revolución.
Ahora bien, los procesos actuales de globalización, que son económicos y técnicos, están basados en cimientos, como usted dice, racionalistas. Es decir, en una razón cerrada que únicamente ve sus metas, en este caso las materiales, sin atender a los problemas humanos y la calidad de la vida. Los procesos tecnoeconómicos deben formar parte de una visión más amplia del hombre, deben integrarse y eso todavía no ocurre.

El hombre actual, reconoció en una entrevista, requiere de más inteligencia, más comunicación, más participación y sobre todo más amor. ¿Se puede mantener el optimismo cuando estos cuatro elementos se ven disminuidos con el proceso tecnoeconómico de la globalización?
No hay que preocuparnos por mantener el optimismo, hay que tener voluntad de amar. En la medida en que no tenemos ninguna certidumbre, de que no sabemos lo que va a ocurrir, no en el futuro mediato, sino en el inmediato, debemos, en una lucha inicial, poder amar. Ya ni siquiera se trata del optimismo contrapuesto al pesimismo. La situación es muy peligrosa, nosotros debemos andar nuestro propio camino.

Savater propone incluso que para estar alegres en la actualidad se requiere echar mano de la imaginación.
Entiendo la postura, pero voy a tomar un pedazo de mi vida para responder a su planteamiento. Cuando Francia sufrió una de las etapas más terribles de su historia –la ocupación nazi–, vivíamos una situación en la que no se podía fácilmente encontrar alegría, pero algunos, como yo, quienes formábamos parte de la resistencia, creíamos en ella y corríamos muchos peligros por ella, éramos alegres porque nuestra vida tenía un sentido: hacer cualquier cosa para combatir el fascismo, luchar por la patria y la humanidad. La cuestión fundamental es buscar fuerzas internas que nos ayuden a participar en algo que es más grande que uno mismo. Mi concepción de la vida es que ésta transcurre en una alternancia de estados muy similares a la prosa y la poesía. La prosa forma parte de las actividades prácticas, técnicas y utilitarias. La poesía conjunta todos los estados de amistad, amor, admiración, fiesta, baile. Más allá de la bipolaridad optimismo-pesimismo, la vida debe transcurrir sin que se pierdan los estados poéticos.

A pregunta expresa, usted le dio dos significados al pensamiento: el que se ejerce partiendo de la voluntad y el que trabaja de manera automática. Después sugirió que sería bueno contar con un botón de “stop” para detener el pensamiento automático cuando lo deseáramos. Le parece que después de la muerte el pensamiento voluntarioso y automático encuentran su “stop” o, por el contrario, siguen su marcha.
Yo no lo creo. El pensamiento requiere de la conciencia, es el fruto y la flor de la evolución humana. Todas las cosas, sobre todo las más bellas, son las más frágiles: la rosa vive un día. Todo nuestro vigor es frágil. Por ejemplo, nuestro cuerpo está constituido por moléculas químicas y átomos; después de la muerte esto se dispersa, pero el producto del conjunto de lo que llamamos vida, el cerebro, entra en una fase de descomposición, y el alma, que no puede existir sin el cerebro, desaparece también.
Se conocen algunos testimonios de gente casi muerta, que finalmente sobrevive. En los estudios sobre esos casos, la gente cuenta que vio subir su alma, que vio una luz, pero esas respuestas no son decisivas, se pueden interpretar como las últimas fantasías del cerebro en el momento final. Honestamente, no creo que subsista la actividad mental después de la muerte.

Exterminado el fantasma de la guerra fría, ¿cuál es su percepción del modo en el que la humanidad traspasará el siglo veinte? (Uno de los libros fundamentales del autor se llama, precisamente Para salir del siglo xx).

No sé cómo lo traspasará. En algunas partes de la Tierra se vive un gran desencanto, una pérdida de la esperanza, porque hay simultáneamente una pérdida del futuro. En otros lugares existe una fe muy arraigada en las religiones del pasado. Es decir, no existe un desencanto general; en muchos países podemos apreciar el vigor de su gente. Yo diría que vivimos un presente muy mezclado. Existen, ciertamente, muchos obstáculos para concebir el futuro, porque hoy es muy difícil entender lo que pasa. Yo cito muchas veces las palabras de Ortega y Gasset, que dicen: “No sabemos lo que pasa y eso es lo que pasa”. La toma de conciencia es muy difícil. Hoy día, las fuerzas de la globalización tecnoeconómicas han suscitado una serie de fuertes contracorrientes, el capitalismo siempre desata contracorrientes. La industrialización, por ejemplo, ha desatado una gran fuerza ecológica que lucha por revertir la polución que generan los procesos industriales.
No tenemos certezas. Estamos en la oscuridad. Lo que podemos hacer es salvaguardar los valores que nosotros queremos y seguir una estrategia, que a mi juicio es la estrategia del pensamiento complejo, para cambiar lo que ocurre en esta noche de los dos siglos. Hay un proverbio turco que dice: “La noche está embarazada”. Es decir, nadie puede afirmar que el día no habrá de nacer.

So pena de inducir una respuesta reduccionista, me gustaría que explicara a los lectores de este suplemento en qué consiste su propuesta del pensamiento complejo.
Hay dos formas que nos permiten explicar, del modo menos difícil, la consistencia del pensamiento complejo. Tenemos conocimientos separados y formaciones separadas. Toda nuestra educación nos enseña a clasificar y excluir. Eso ha propiciado que tengamos subdesarrollada nuestra habilidad de conjunción. Un primer aspecto del pensamiento complejo lo podemos definir como la capacidad que desarrolla el individuo para reunir y hacer conexiones de diversos conocimientos y disciplinas de un modo articulado. El segundo aspecto yo lo explicaría por medio del siguiente ejemplo: vivimos en un mundo en el que hay una gran incertidumbre no sólo por el porvenir, sino por lo que puede suceder el día de mañana. Eso ha propiciado que muchas veces la vida sea como un juego de dados o un volado: cara o cruz. Sin embargo, en ese océano de incertidumbre hay muchas islas, varios archipiélagos de tierra firme. El pensamiento complejo le permite al marinero navegar por los mares de la incertidumbre a través del buen uso de las islas de la certidumbre.

¿Y el libro? Ese medio ancestral del conocimiento humano, ¿corre el riesgo de desaparecer frente a los otros medios?
Los otros medios acompañarán al libro en el paso al próximo siglo. Ésta es una época de gran invasión de las imágenes, es, de alguna forma, una época de regresión para el libro. Vivimos en una etapa de constante aceleración, de poco tiempo para la reflexión y la lectura. Sin embargo, también considero que mediante una reconquista de nuestros tiempos personales reencontraremos las condiciones adecuadas para volver a la lectura. En el siglo pasado la lectura no se sustentaba en un ejercicio rápido y veloz, no existía esa ansiedad por conocer únicamente el final del libro. Leer suponía también ser partícipes de un acto de gozo por el estilo mismo, por las descripciones, por los análisis del autor. Leer implica releer. Cuando un libro nos gusta y lo releemos descubrimos siempre nuevas cosas. Esos placeres que hoy pertenecen a una pequeña elite deben reconquistarse por la mayoría de los ciudadanos.

viernes, 30 de octubre de 2009

Las metáforas del mundo on line (4)


A la izquierda, Jean Baudrillard, abajo, una cita de su ensayo ¿Red dónde está tu victoria? felizmente recuperado por Walter, un usuario del blog El cajón de Watson: “Internet y el ordenador dan lugar a otro lenguaje, otra forma de funcionar, con sus propias normas. El ordenador hace pensar de otra forma. Por eso lo rechazo. Tengo una resistencia real, intelectual, mental a esa nueva forma de pensar, sin que ello implique ningún juicio de valor.”

Antecedentes
El sustrato que dio origen a este diario, no es el único referente ligado al tema de la complejidad en la red que trato en mi blog. Existen otras referencias de mi autoría que creí perdidas porque su soporte era papel perdido o “traspapelado”. Así sucedió con una entrevista que le hice a Edgard Morin sobre el pensamiento complejo y que estoy transcribiendo de nuevo para subirla en una próxima entrada. Otro caso más afortunado, pues sólo requirió de la práctica de cortar y pegar, fue un ensayo que escribí en El Búho (en su fase de suplemento) y que muy poco después circuló en una versión de El País, dentro de un suplemento digital llamado “Atrapados en la red”, que me sirvió de referencia para extraer algunas citas. Lo cierto es que al buscar la página con google me encontré con este epitafio: “Lo sentimos. La página que ha pedido no existe o ha sido borrada del servidor.” Afortunadamente mi ensayo original, al que titulé Internet o el síndrome del mongolismo virtual, fue replicado en su momento por la página de una ONG argentina, Programa Cambio y gracias a esa feliz condición del hipertexto: la reusabilidad, puedo rescatar el trabajo para mi querido diario escrito con sangre binaria. A diferencia, por cierto, del sustrato, esta entrada será transcrita sin modificaciones (salvo un hipervínculo nuevo), porque permite apreciar un cambio en mi pensamiento, mi manera de trabajar y un cambio en las condiciones actuales de la red. Al mismo tiempo, se aprecia la fidelidad a la esencia ideológica que condensa el principio de este blog: “Ni paraísos ni abismos digitales”
Internet o el síndrome del mongolismo virtual (1998)
Cuando uno se va a la cama,sólo puede llevarse dos cosas,
una persona o un libro. No un ordenador.
Ray Bradbury

El mar y sus metáforas
Arthur Gordon Pym era un aventurero que sorteaba toda clase de peligros en sus travesías marítimas. Este personaje de la novela de Poe se hacía a la mar en barcos que nada tienen que ver con los modernos titanes de hierro que hoy surcan los oceános. Él era un navegante en toda la extensión de la palabra. En la actualidad, y gracias a la proliferación de internet, los navegantes son precisamente la antítesis del aventurero. Navegar en nuestros días supone estar frente a un monitor, comodinamente echados sobre una silla. Los marineros de hoy se olvidan de que fuera del estudio donde se masturban con su computadora, hay un mundo real, hay mares, hay mujeres, hay viento, hay danza, hay libros.
Las metáforas entre el mar y la cibernética no son del todo desafortunadas. Carlos Fuentes se niega a escribir con algo diferente a la pluma. La razón la explica con una expresión norteamericana muy atinada: perro viejo no aprende trucos nuevos. Para Fuentes la lectura la seguiremos practicando como lo ha venido haciendo la humanidad desde la invención de la imprenta: “Para mí, el libro es un ser de carne y hueso; lo demás son revistas ilustradas, son Playboy. Además, si tengo un libro precioso para sentarme en una playa a leerlo, para qué arrastrar una computadora conmigo como si fuera yo un caracol... Un libro tiene alas y no sé si el internet las tenga, francamente.”
Conceptos y parques de diversiones
Internet es un fenómeno mundial que está causando una serie de opiniones muy controvertidas y a veces encontradas. Yo me considero un usuario de más de medio tiempo en la red. De ahí bajo información, ahí leo artículos de diarios hispánicos y revistas norteamericanas y ahí desarrollo un trabajo comercial que complementa mis ingresos. Es decir, utilizo el medio porque me es, válgaseme la redundancia, útil. Sin embargo, también advierto sus riesgos, sus trampas, sus vicios. Pero, a fin de cuentas ¿qué es internet?
Cada quien habla como le va en la feria, es la sabia y concisa letanía que suelo repetir a los amantes del concepto. El mundo es tan cursi, que un anticuerpo que se ha generado para menguar ese defecto, lo podemos encontrar en el rechazo de los investigadores sociales a definir categóricamente fenómenos reciente auge. Se pueden hacer proposiciones teóricas como las que formularon Víctor Flores Olea y Rosa Elena Gaspar de Alba en un interesante libro que por cierto reseñé aquí editado por Océano con el nombre de Internet y la revolución cibernética, pero definiciones tajantes y categóricas sobre un medio que efectivamente está revolucionando las comunicaciones y nuestra apreciación del mundo, mantendrán por fortuna un amplio margen de error. Los jubilosos usuarios o teóricos de la red que se inclinan a definir conceptualmente este fenómeno mundial, no son más que unos cursis sin remedio y las más pleclaras víctimas de un proceso encasillador que en lugar de iluminar, oscurece.
También sucede lo contrario: quienes se vuelcan a la red sin tratar de comprenderla, sucumben a un infierno de apariencia seductora donde el plato fuerte está constituido por una multiplicidad de imágenes que en su conjunto y por la lógica con la que se despliegan y vinculan, ha formado ya otro mundo paralelo, ese sí, más cercano a la Aldea Global. Aunque por su grotecidad y el frenesí con el que se vuelcan a él muchos de sus visitantes, tiene más parecido con un insulso parque de diversiones. Virtualandia me parece que podría ser el nombre más apropiado para esta quimera de la comunicación finisecular.
Narices virtuales
Numerosos estudios de todos los signos empiezan a demostrar que los internautas (so pena de desatar la ira de Poseidón, prefiero por hoy llamarlos así) inmersos en la red sin equipo salvavidas ni conocimentos de natación, son proclives a construir castillos (qué castillos, ¡fortalezas!) en el flatulento aire virtual. En Estados Unidos, monopolio en la manufactura de ñoños seriales, existen psiquiatras que tratan la “ciberadicción”. Se extienden por ese país grupos de internautas adictos conformados en asociaciones para hablar de sus tragedias, del vicio que les ocasiona baja productividad e incluso despido de sus empleos. Los ciberadictos anonónimos, grotescos paradigmas de un medio que está en pañales, se reunen en diferentes casas a tomar café con galletitas y rumiar ante sus congéneres las múltiples personalidades que adoptan al ingresar en los chats, lugares en los que es factible la comunicación a través del teclado, (aunque ya se usan cámaras y micrófonos), entre dos o hasta veinticinco personas.
El internauta promedio todavía distingue las fronteras, pero la mayoría padece de una miopía que en lugar de ceder, se agudiza con las antiparras holográficas que empiezan a pulular. Para ejemplificar lo expuesto me remito a las palabras de Michael Dertouzos, miembro del Massachusetts Institute of Technology y abanderado incondicional de la dimensión virtual: “Estamos a punto de desarrollar un modelo de gafas mágicas. El problema reside en qué es lo que la gente hará con ellas. Las gafas se podrán conectar a un ordenador, y entonces yo podría enviar a un correo electrónico lo que he visto a través de las propias gafas mágicas mientras me lanzo al vacío, por ejemplo. Así, si usted se pone sus gafas, podrá tener la experiencia de lo que es lanzarse al vacío.”
Algunos pensadores contemporáneos advierten que la expansión de Virtualandia es imparable. Dicho crecimiento mina, las más de las veces, los cimientos de la realidad, terreno apto sobre el que suelen erigirse las robustas, y, parodójicamente, etéreas, metrópolis de la red.
Para quienes piensan que exagero, les regalo otra probadita de este sui géneris yupie de la computación: “También estamos experimentando con narices”. En efecto, leyó usted bien, ¡narices virtuales! “Dentro de unos cinco a diez años se podrá ver a un robot entrando en una mina para olfatearla y comprobar si hay gases tóxicos. Luego se podrá conectar a Internet y usted tendría la posibilidad de oler, digamos, a su perro.”
Oasis en Virtualandia
Tras el entusiasmo acrítico de los apologistas de la red, podemos encontrar gente que se preocupa por el fenómeno sin maniqueismo, advirtiendo sus peligros o potencialidades. En México, los citados Víctor Flores Olea y Rosa Elena Gaspar de Alba, recopilan ejemplos de usos inteligentes del medio que hoy nos ocupa: desde experiencias que han revalorado movimientos sociales (como el de los indígenas en Chiapas) hasta exposiciones fotográficas que en internet han encontrado un vehículo de difusión enriquecedor y han tomado derroteros inimaginables.
Tampoco se necesita ser un erudito de las ciencias sociales para descubrir proyectos o modelos interesantes en la red. Un buen modem, sentido común (ahí pueden empezar los problemas) y un genuino interés por algún aspecto de nuestra cultura (ahí se pueden complicar los problemas) conducirán al internauta a buenos puertos. En España, José Antonio Millán dirige el Centro Virtual Cervantes (http://cvc.cervantes.es) página dedicada al estudio y la difusión del autor del Quijote, centro de reunión que contiene una base de datos de los escritores hispano hablantes y punto de partida que establece vínculos con otras páginas que se ocupan del estudio del idioma español y sus escritores a lo largo de los siglos.
Pero si hablé de apologistas y críticos imparciales de internet, me gustaría también hablar de los escépticos. Es decir, quiero retomar la mística de algunos intelectuales que ven con justa desconfianza el veloz trabajo constructor (o destructor, todo depende de la cuenta que usemos al mirar) de los obreros y arquitectos de Virtualandia, esa dimensión paralela que lenta y silenciosamente se ha colado en nuestras vidas.
Hay que saber nadar para meterse al mar
Me vino a la mente una charla muy emotiva que tuve hace tres años con el poeta Roberto Cabral del Hoyo. Entre otras cosas, me recordó una vieja anécdota de la plástica mexicana. El modelo esgrimido por el zacatecano, le sirvió de catapulta para lanzar sus opiniones sobre la moda de los poetas que se aventuran en el verso libre, sin conocer a los clásicos del Siglo de Oro español, y, en consecuencia, sin participar de los inexplicables misterios y las inexcusables reglas de la métrica. Decía Cabral (tanto los detalles como el contexto ahora no importan tanto), que varias personas le preguntaban a Diego Rivera que por qué pintaba manos toscas, cuadradas y de cuatro dedos (como las de los Picapiedra y Los Simpsons, agrego yo, hijo bien nacido de la televisión). El pintor cara de sapo respondía que lo más difícil de dibujar del cuerpo humano eran las manos. El lo hacía con maestría. Por lo tanto, estaba en su derecho de dibujar manos regordetas. Don Roberto pensaba que muchos autores de verso libre debían seguir el ejemplo de Diego en la poesía.
Algo parecido le sucede al internauta. Aventurarse en la mamonamente conocida “supercarretera de la información” sin conocer sus riesgos, mejor dicho, sin tener nociones de los múltiples señalamientos que conducen hacia Virtualandia (es decir, rumbo a la estupidez), puede forjar, está forjando ya, una raza de pilotos autistas.
Jean Baudrillard es un intelectual que compromete sus ideas con un esquema de pensamiento que defiende en la práctica, Baudrillard rechaza el uso de la computadora para desarrollar su trabajo y cuando se le invita a dar una conferencia se le ve con malos ojos porque nunca lleva sus textos en disquet. Desde su ignorancia práctica, pero desde su lúcida formación humanista, el pensador francés tiene su propia visión de la red; visión que comparto en el fondo, a pesar de declararme usuario, y a veces compulsivo, de la red. Opina Baudrillard. “Internet ofrece una profusión tan enorme de posibles informaciones, que terminamos por evaporarnos dentro de esa nebulosa. Todo se dispersa y se volatiliza. Más que un lugar para la cultura y el saber, se trata de un lugar para desaparecer, para perderse en los excesos, donde nos encontramos ahora sumergidos”.
Podrá parecer contradictorio que un usuario de internet como yo se regocije con las palabras drásticas de un intelectual que asume su rechazo activo al uso de la red. En una plática que sostuve con una maestra universitaria de Urguay (vía internet, dicho sea de paso), ésta me manifestó que las posturas de Baudrillard, Fuentes y Ray Braudbery en torno a internet, le parecían conservadoras. He reflexionado mucho está opinión y no la comparto. Me parecen más bien actitudes valientes, e, incluso, con algunos toques de romanticismo arcaico. Tal vez estos intelectuales terminen integrándose al nuevo medio, como lo hizo Chaplin después de varios años de resistencia al cine sonoro, pero tal vez permanezcan sin hacerlo y se vayan a la tumba con una visión del mundo diferente, porque lo que está en juego, finalmente, son los cambios en el proceso de pensamiento que internet trae consigo y cito nuevamente a Baudrillard: “Internet y el ordenador dan lugar a otro lenguaje, a otra forma de funcionar, con sus propias normas. El ordenador hace pensar de otra forma. Por eso lo rechazo. Tengo una resistencia real, intelectual, mental a esa nueva forma de pensar, sin que ello implique ningún juicio de valor.” “El mundo virtual es un mundo sin alteridad. Para formar parte de él, hay que aceptar el código. No hay lugar para la singularidad. En ese mundo, no hay más remedio que ser abierto. Ya no hay alienación.”
“Se podría decir que es un progreso absoluto, pero yo no lo creo. Sin duda, algún día las generaciones culturizadas o inculturizadas por internet y por el mundo virtual ni siquiera sospecharán que existe otro mundo. No les quedará ningún punto de comparación y, por tanto, no habrá ningún conflicto. Habrá un consenso total”
Internáutica moderna: del Argos al Explorer
El Argos desafió los mares con un objetivo preciso: recuperar el vellocino de oro que Hera envió desde el Olimpo para salvar a Frixo de la muerte. Los argonautas, con Jasón a la cabeza, sortearon múltiples peligros pero nunca perdieron de vista su misión. En la mitología contemporánea, la mayoría de los internautas viajan de un lado a otro del mundo sin mover el trasero de su asiento, recorren en prolongados trances hipnóticos la dimensión mediatizada hecha a imagen y semejanza de Bill Gates, masticando insípidas hamburguesas como el gordo de Jurasic Park y sin saber a ciencia cierta qué diablos quieren, quiénes son, para qué navegan.
Deseo terminar esta exposición con una cínica confesión de parte que demuestra cuán contradictorios somos los humanos: las citas expuestas aquí provienen de un suplemento especial que bajé de la edición digital de El País (http://www.elpais.es), coordinado por Mariló Ruiz de Elvira. “Atrapados en la red” es el título de este excelente trabajo que contiene muchos otros artículos con reflexiones de todas las tesituras sobre un fenómeno que preocupa a todos, y el cual, gústenos o no, es irreversible y tiene una marcada tendencia a convertirse en cotidiano. En otras palabras: ¡Gulp! (Publicado en enero de 1998)


Mariló Ruiz de Elvira, pionera en el proceso de digitalización de El País y editora del extinto suplemento "Atrapados en la red". Sobre su trabajo binario en el grupo Prisa hay un testimonio que vale la pena leer.

* * *
Epílogo octubre 2009
Como dato curioso descubrí que en el blog egoligre, de un estudiante de Galicia, el autor consigna en una de sus entradas, atropelladas en su redacción, mis propias palabras como suyas para citar a Baudrillard: “Pese a esto Jean Baudrillard rechaza el uso de la computadora. Desde su ignorancia práctica, pero desde su lúcida formación humanista, el pensador francés tiene su propia visión de la red. El opina que bla, bla, bla...” Si su autor no ha tenido a bien en editar su pequeña pillería intelectual, podrá descubrirla aquí. No sólo eso, tengo la impresión de que cuando publicó su conjunto de recortes (Noviembre de 2007) el cuate ignoraba que el pensador francés había fallecido meses atrás. Gajes del analfabetismo funcional que trae consigo la virtualidad.
Continuará...
Nota: El contenido de estas páginas puede utilizarse en otros contextos siempre y cuando se cite al autor, se vincule la dirección si se trata de entornos de red o se cite la fuente cuando se trate de otros formatos. David Gutiérrez Fuentes.

domingo, 25 de octubre de 2009

Glosario interno de términos y vínculos complementarios

En esta entrada encontrarás, en orden alfabético, algunos términos empleados por mí con un significado específico, así como su respectivo vínculo dentro de este ámbito o fuera de él. También iré recomendando algunos enlaces directamente relacionados con el fenómeno que me ocupa: la red. Su crecimiento será paulatino.

Glosario interno del diario

Apertura: “Capacidad del hipertexto de abrirse a otra red o a la red de redes. Si los documentos impresos son obras cerradas, completas y absolutas con un principio y un fin determinados, el hipertexto se constituye como un documento abierto y expansible. Cualquier hipertexto o parte de él puede, con el consentimiento o no del autor, ser enlazado al resto de documentos de la Web para ser integrado en la red global internet por medio de uno o varios enlaces. (María Lamarca Lapuente)

e-fragmento:
término chatarra, alevoso, de indudable subordinación digital (probablemente de mi invención en español y ajeno al sustrato) que hace referencia a uno o más contenidos semánticos dentro o fuera de línea. En Las metáforas del mundo on-line, los e-fragmentos podrán usarse como párrafos textuales o reelaborados cuando así lo juzgue conveniente y sean de mi autoría.

Nodo: unidad sensible de un documento –completo o fraccionado- de carácter textual, visual, auditivo o multimedia enlazado a otros contenidos semánticos en línea 

Subordinación digital: empleo estas palabras, o combinaciones parecidas, al referirme a usuarios o conjuntos de usuarios (entidades gubernamentales, empresas, grupos colegiados, editores de suplementos tecnológicos, locutores de radio, apologistas de la red) que emplean la tecnología, y su lenguaje derivado, de manera subordinada, sin realizar esfuerzos por encontrar analogías con el idioma en el que se expresan. En el mundo del marketing (término de subordinación pre-digital) hay una amplísima gama de subordinados digitales que producen conceptos o proyectos de trabajo escalofriantes. Más información en Las metáforas del mundo on line (6)

Sustrato: conjunto de dos revestimientos de los que proviene este “diario” y que son un:
Génesis: ensayo titulado "El libro cambia de piel" publicado por Solar Editores en un libro de varios autores llamado El libro y la nuevas tecnologías. Los editores ante el nuevo milenio y un periodo episódico. Más información en la Primera Advertencia de Las metáforas del mundo on line (1)

TIC: tecnologías de la información y la comunicación. Hay quienes le anteponen a este conjunto la letra ene y forman uno similar con las siglas, NTIC, es decir, nuevas tecnologías de la información y la comunicación; hay quienes usan mayúsculas cuando desatan las siglas, yo prefiero las minúsculas. El hecho es que si consideramos la edad de internet, por cierto también en minúsculas y redondas, y las formas vertiginosas de comunicación que se han desarrollado desde entonces, el anteponerle una N a las siglas TIC me parece discutible y en ciertos casos pretencioso o incluso ridículo. Los excesos nos pueden conducir, como en el caso del término usuario, a generar una enorme cantidad conceptos para los que ya existen palabras precisas y perdernos en discusiones de forma. O, ¿qué? ¿cada vez que surjan nuevos dispositivos y nuevas formas híbridas de comunicación, emplearemos lenguajes de subordinación digital y las llamaremos NTIC 2.0, NTIC 7.1, UNTIC (ultra novísimas tecnologías de la información y la comunicación) y así ad-infinitum?

Usuario: término que define a los actores del mundo en línea (o fuera de él como cuando escuchamos música, jugamos, escribimos o diseñamos en algún dispositivo sin estar conectados) en su multiplicidad de funciones: autores, lectores, videoastas, aficionados, profesionales, consumidores, productores, generadores de conocimiento, de intercambio social y un largo etcétera en el que también cabe toda esa terminología emergente como "nativos", "colonos", "inmigrantes digitales" y otro largo etcétera que causa confusión conceptual y pretextos para introducir términos inútiles derivados del marketing. En suma, al pan, pan y al usuario, usuario.
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Las metáforas del mundo on line (3)


Guillotina y reprogramación en algunas revistas
La guillotina que dejaron caer algunas empresas privadas, y particularmente el gobierno de Calderón, sobre varias revistas mexicanas como parte de un esquema de “ahorro múltiple” y mayor recaudación fiscal con el fin de combatir a la pobreza (nos dicen en anuncios radiofónicos y televisivos para los que no se escatiman recursos), profundizará la crisis de dispositivo (en este caso papel) por la que ya atravesaban en diversos grados algunas revistas como Letras Libres, Proceso, Zócalo y un largo étcétera que escribo en cursivas porque también incluye a la revista del mismo nombre. Con muy contadas excepciones, me temo que se trata de una crisis generalizada; crisis que, dicho sea de paso, publicaciones como El Búho sortean desde hace casi una década. Es decir, prácticamente desde su nacimiento hacia 1998. Así lo plasmé en un editorial de aniversario que sólo puede leerse en papel o PDF pues la falta de recursos le ha impedido a la revista migrar a una plataforma en línea más apegada a la lectura dinámica:desde hace más o menos un lustro las versiones PDF vinculadas a cada ejemplar pueden verse en internet. ¿Qué viene? Yo sugeriría una versión más dinámica en PHP, una página electrónica paralela a la publicación y una serie de coloquios y mesas redondas.” Es curioso, pero el dilema versión electrónica versión papel a partir de la gratuidad o del cobro en ciertos servicios no ha representado para El Búho un factor de crisis pues la versión en papel con tiraje de cinco mil ejemplares se regala. Lo cierto es que su director se esfuerza para conseguir recursos que aseguren el tiraje certificado del impreso, de acuerdo con las instancias verificadoras que exige la Secretaría de Gobernación.
Pero al margen del dispositivo (papel o pantalla), la materia prima articulante en buena parte de las publicaciones mexicanas sigue siendo el texto y eso no hay que perderlo de vista para discusiones posteriores. En este escenario de “ahorro múltiple” que se vive en 2009 y será la norma en el 2010, los recortes publicitarios emprendidos contras las revistas para que la alta burocracia siga funcionando, se suman a la tendencia de lectura en línea que ha obligado a muchas publicaciones a definir sus parámetros de programación para sus versiones alojadas en red. En el caso de etcétera y Zocalo, dos revistas especializadas en medios de comunicación, se aprecia una política editorial distinta pero con una inevitable tendencia de adaptación convergente con la lectura en línea. Y aunque se trata de una apreciación subjetiva, me parece que en etcétera esta adaptación se ha sorteado con más éxito en dos niveles: diseño y programación. Así lo dije en el sustrato aunque aquí sustituyo el vínculo por otro más referencial: “La migración ASP-PHP, le permitirá a la revista operar con una licencia de programación abierta. Esta reprogramación que implica mucho trabajo, es una necesidad que se han planteado los cuerpos editoriales de numerosas publicaciones. Y, más allá de los debates conceptuales que se libran en las páginas binarias o de papel de revistas y diarios mexicanos, el ‘cambio de piel’, es un asunto para tomarse en serio. Es más, podría apostar que las más enconadas defensas al papel como vehículo del pensamiento articulado, se han leído más en pantalla que en componentes con celulosa.”
¿Refrito o autoedición en línea?
La cita anterior me viene bien para precisar otra variable de este diario que pretende discurrir sobre la digitalidad en línea: en lo sucesivo, cuando aproveche líneas del sustrato, me daré algunos permisos: adecuarlas a su nuevo contexto prescindiendo del entrecomillado cuando resulte innecesario, modificarlas cuando lo crea conveniente y olvidarme de la secuencia que tenían en sus contextos originales. En dispositivos de papel estos recursos originan nuevas ediciones, pero en la edición para lectura en línea hay dos conceptos muy específicos denominados reusibilidad y apertura.
Reusibilidad: “capacidad que ofrece un hipertexto de volver a ‘usarse’ cuantas veces se quiera manteniendo su integridad. El hipertexto es accesible, recuperable, transmisible, transportable y replicable hasta el infinito. En el mundo hipertextual la distinción entre original y copia ha perdido su sentido, y el acceso ha desbancado a la reproducción.”
Apertura: “capacidad del hipertexto de abrirse a otra red o a la red de redes. Si los documentos impresos son obras cerradas, completas y absolutas con un principio y un fin determinados, el hipertexto se constituye como un documento abierto y expansible. Cualquier hipertexto o parte de él puede, con el consentimiento o no del autor, ser enlazado al resto de documentos de la Web para ser integrado en la red global internet por medio de uno o varios enlaces.
Las citas, aunque pertenecen a la doctora Lamarca, y así se especifica en el nodo hiepertextual a donde conduce el vínculo anterior, la retomé del blog de una estudiante universitaria para darle un sentido más explícito a esa cualidad afín con los documentos binarios abiertos y además porque después de cierto número de bytes de transferencia la dirección que aloja la tesis de doctorado sobre el hipertexto más leída en nuestro idioma www.hipertexto.info, se satura y hay que aguardar algunos días para que la página esté nuevamente disponible.
De tal manera que la reusibilidad me otorga credenciales amplias para manipular el texto del sustrato gracias las facilidades de autoedición que nos ofrece la tecnología; pero si lo anterior no resultara suficiente, hay otro punto que me permite guardar distancia de la práctica de cut and paste o posteo (en lenguaje de subordinados digitales), que la apertura me facilita: soy el autor de los párrafos que decidiré cambiar y no tengo firmado contrato de exclusividad con nadie. En este sentido, puedo hacer con mis palabras lo que me dé la gana. Además, en este ensayo existen ligas a las capas del sustrato por si algún curioso quiere seguir el itinerario semántico de las líneas transferidas y en su caso transformadas. Del cut and paste (cortar y pegar), también hablaremos en su momento puesto que no se le puede juzgar de manera dogmática. Bien empleado, lo he visto en mis hijas, cumple una función pedagógica.
El Génesis
Del génesis puedo decir que pese a su longevidad, porque más de diez años años en tecnologías de la información y comunicación, TIC, son una eternidad, algunas de mis reflexiones permanecieron vigentes, otras, en cambio, aunque resultaron rebasadas por la práctica comunicativa ligada primordialemente a la red, tenían aspectos vinculados al proceso editorial que me permitieron amplios márgenes de certidumbre en relación con las nuevas formas en las que se abre paso el pensamiento articulado. Quizá la más exacta que he visto formulada con otras palabras y en varias presentaciones de papel y digitales, incluido el libro de Jean-Francois Fogel y Bruno Patiño, La prensa sin Gutenberg fue esta: “Todas [las] modalidades de la industria editorial cambiarán radicalmente cuando la superficie contra la que aprisionó Gutenberg sus tipos móviles deje de ser el medio más frecuente de lectura. ¿Cuándo veremos este cambio? No lo sé. Pero las condiciones ya empiezan a darse. Genesis: 2001
Por cierto, si consideramos la edad de internet, más allá de las controversias de enfoque que existen para precisar el dato, el anteponerle una N a las siglas TIC me parece discutible.
Hubo un primer intento de “actualizar” aquel trabajo primario, pero se modificó cuando afronté un predicamento al que muchos de nosotros nos enfrentamos tarde o temprano: no sólo es el libro, sino el ejercicio periodístico mismo y su formato impreso, al igual que los textos científicos y muchas manifestaciones literarias y artísticas, lo que está cambiando de piel. Pero no sólo eso eso. Ojalá sólo fuera eso, hay otra serie de aspectos muy serios en torno a la red y de y desde los cuales es necesaria la discusión.
La fase episódica y las preguntas que no se formularon
Como es natural, los cambios tecnológicos en los que estamos inmersos crean en algunos una sensación de vértigo, debido velocidad con la que se gestan, y, además, porque nos están obligando a comunicarnos diferente. Con estas premisas surgió la segunda capa del sutrato, una serie de nueve artículos, no secuenciales, para el diario Crónica de hoy, pero dos preguntas centrales iban cobrando forma mientras escribía mis entregas; dos preguntas que se formulan en el mundo desde experiencias prácticas o entornos teóricos: ¿se está articulando de otras maneras el pensamiento? ¿estas nuevas formas de articulación qué traen consigo? A esos cuestionamientos se fueron agregando otros de menor calado pero necesarios dados los enfoques apologéticos con los que muchos usuarios se acercan a algunas de las facetas del mundo en línea: ¿Puede hablarse, por ejemplo, de una “poética” del Facebook? Aunque google sea el motor de búsqueda por excelencia, y una instancia visible, y al mismo tiempo, invisible, de la nueva globalización, ¿quedaremos en el desamparo conceptual si seguimos conjugando el verbo buscar en vez de googlear? ¿O enviar en lugar de twittear? Por cierto, practicar un ejercio sintético con límite de caracteres vía Twitter, ¿es un reto a nuestra capacidad de síntesis, una adicción en línea medible en tiempo-uso, una de las antesalas de la predicción apocalíptica que vaticinaba que el cambio definitivo de la cultura textual a la visual se gestaría en línea y no a través de la televisión?
Twitter
Me pareció muy interesante el recuento sobre Twitter publicado por la directora de la versión electrónica de etcétera. Al respecto, quiero decir que quizo la casualidad que yo estuviera en línea cuando se dieron las primeras noticias en radio del secuestro del vuelo 576 de Aeroméxico. Decidí entonces hacer un seguimiento empírico: rastrear los acontecimientos en “tiempo real” desde el portal de El Universal, en Google, ejecentral y mediante Twitter. Estas fueron mis conclusiones después de hora y media de pérdida inútil de tiempo: Aunque la información después tomó un cauce normal, en las primeras notas que sacó ejecentral con relación al secuestro del avión se podía leer que la liberación de rehenes en fases, indicaba que estábamos frente a secuestradores [es decir un grupo de personas] que sabían negociar, o sea, que sabían hacer bien su “trabajo”. Pero más tarde supimos que el secuestrador era un pastor boliviano que se choreó a todos con una lata de Júmex y unos foquitos navideños. La velocidad de la información puede volver esquizofrénicos a los duendes. Pero el colmo fue Twitter, que hasta las tres treinta de la tarde sólo repetía lo que decían las cadenas televisivas, la radio y los portales de noticias, en medio de los mensajes conspiracionistas de menos de 140 caracteres y uno que otro chiste bueno. No sólo eso, un tipo se enteró que lo estaban secuestrando porque su papá le habló por celular mientras seguía las noticias por televisión.
Tal vez la historia hubiera sido diferente si cerca de Josmar estuvieran uno o más usuarios de Twitter asumiendo su papel de “periodistas ciudadanos”, pero no fue así, al parecer sólo había un insoportable diputado del PT, Hernán Villatoro, que quiso charolear sin éxito, tanto o más teatrero que el tipo que vio nueves de cabeza anunciando catástrofes para México. En realidad el señor Josmar vio en la numerología cifrada de una fecha, lo que podemos ver todos los días si seguimos las noticias dentro o fuera de línea.
Lenguaje tecnokisht
Otra de las facetas más deplorables de la red, y de nuestra dependencia tecnológica, es el lenguaje tecnokisht generado a partir de la comunicación entre dispositivos móviles, gadgets (en lenguaje de subordinados digitales) particularmente el lenguaje textual emanado de la mayoría de los celulares: k en lugar de qué o que, interrogaciones que nunca se abren, acentos que nunca se ponen, enes en lugar de eñes y un glosario de caritas ridículas de carácter universal que expresan estados de ánimo, que envidiarían los seguidores de Ludoviko Zamenhof; lenguaje tecnokisht que con asombrosa frecuencia saltó a la comunicación en las redes “sociales”, los foros de opinión, la comunicación vía correo electrónico, entre otros usos del mundo en línea, a pesar de que la mayoría de sus usuarios, en muchas ocasiones, dispone de teclados con toda la simbología.
El advenimiento de la imprenta produjo una serie de convenciones que llevaron siglos, cuando se dejó de imprimir exclusivamente en latín culto, los tipos móviles se adecuaron a la plasticidad de varias lenguas e idiomas consideradas “vulgares”. El español que actualmente usamos en México es diferente al de España o de Argentina, lo cierto es que conviene preguntarnos: ¿cuánto tiempo ha de pasar para que cada idioma establezca sus nuevas condiciones de lo que hoy consideramos aberrante? Si la entrega anterior me despedí con una cita clásica de Borges, en esta ocasión me despido con una cita clásica de un modo de comunicación que cuando menos cuenta nos demos, se puede volver convencional. Se trata de una pregunta formulada por un usuario en un foro de una página de juegos
Ola, pues aber esk tengo un problema con este programa, como sabeis cuando lo instalais, os dice si kereis instalar el patrocinador, pues yo le dije k no, pero nose xk me sale la publicidad del patrocinador, weno ese es mi problema, si alguien sabe como solucionarmelo, k m lo diga xfa, k esk esto ace k se m abran muxas ventanaas mientras toy en una partida cuasandome muxo lag. Saludos”
Omitir que ese nuevo lenguaje establece también brechas digitales en el aspecto generacional y reclama y antepone su propia semántica en cualquier idioma (en la referencia se cita al "español" de España), es cerrar los ojos ante una nueva realidad: ¿veremos en el futuro médicos extendiendo recetas, investigadores redactando protocolos o ganadores de premios literarios escribiendo en lenguaje tecnokisht? De ahí la necesaria reivindicación de la complejidad del fenómeno del mundo en línea en el que por los menos se cruzan dos disciplinas: la pedagogía y la lingüística. O weno, kizá le parezca k exagero muxo
Continuará...
Nota: El contenido de estas páginas puede utilizarse en otros contextos siempre y cuando se cite al autor, se vincule la dirección si se trata de entornos de red o se cite la fuente cuando se trate de otros formatos. David Gutiérrez Fuentes.
Vínculos al pie
1) Audio, con anuncios, que recrea una entrevista realizada a Raúl Trejo Delabre y Rubén Aguilar a propósito de la guillotina publicitaria contra las revistas.

2) Si prefieres leer la entrevista, etcétera la recuperó en versión textual


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