lunes, 17 de septiembre de 2012

Las metáforas del mundo on line 17


Cosima Dannoritzer. Blog ULLCLUC
Obsolescencia programada

A lo largo de mi vida he conocido ciertos tipos con habilidades en electrónica. Confieso que aunque llevé ese taller durante la secundaria, nunca di una. No culparé a mi maestro, un personaje excelente que más tarde se convirtió en profesor de física o matemáticas gracias a su inteligencia y capacidad para enseñar. En realidad yo era el cabeza dura, o manos de plomo, porque muchos de mis compañeros utilizaban el cautín, las pinzas de punta o las de corte con seguridad y destreza; soldaban piezas con pulcritud, sin quemarse ni dejar tortas de soldadura sobre un esquema de circuitos que trazábamos sobre un paedazo de fibracel, modelos prehistóricos de lo que hoy podría ser, supongo, la base de una tarjeta madre o cualquier tarjeta de los miles de aparatos "programados para no durar".

Al taller llegaban radios y televisores de los familiares de los propios alumnos que el maestro reparaba con la ayuda de mis más habilidosos compañeros de clase, cambiando un bulbo o un transistor. Fue ahí donde escuché por vez primera el concepto de “obsolescencia programada”. Se refería a ciertas resistencias o condensadores que tenían una vida corta, es decir, programada por factores que nunca entendí. El aspecto relevante es que años después comprendería que el tiempo en el que el responsable del taller nos habló de este concepto, relacionándolo, además, con componentes electrónicos y no con el diseño, implicaba un conocimiento adelantado, si no a su época, si cuando menos a ese pequeño núcleo de profesores de una secundaria cuyo nombre, paradójicamente, cayó en la más completa obsolescencia: Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Reseña de programados para no durar

Lo cierto es que si hoy ponemos en internet las palabras obsolescencia programada, nos aparecerán casi cuatrocientas mil entradas. De ellas destaca un video subido a youtube por MrPRODUCTIVO. Le voy a dedicar una pequeña reseña a este trabajo realizado por la alemana Cosima Dannoritzer y coproducido por catalanes y franceses.

El documental empieza con un día en la vida de Marcos, un tipo que puede ser usted, o yo. Sucede que mientras Marcos imprime la tercera hoja de un documento, la computadora interrumpe el proceso y le manda un pantallazo en el que a pesar de indicarle que los cartuchos de su impresora tienen un nivel adecuado de tinta, debe llevarla a soporte técnico. Marcos descubre que la reparación es tan cara, que casi le cuesta lo mismo comprarse una nueva. ¿Le suena conocido?

Para Serje Lautouche, economista y filósofo francés, impulsor de una economía del decrecimiento que le pone los pelos de punta a los tecnofílicos de cualquier campo, la economía actual está basada en tres pilares: publicidad, crédito y obsolescencia programada. El documental ahonda en la raíces de esta variable del mundo moderno que nos está llevando al despeñadero y nos ofrece algunos ejemplos de artefactos que aunque estaban hechos para durar, no embonaban con la programación económica de consumismo exacerbado, como un foco que lleva más de un siglo prendido o los primeros modelos de medias de nylon que eran superresistentes pero obligaron a Dupont a reinventar el material para hacerlo de corta duración. En el documental, de hecho, se aprecia un corto en el que aparece un automóvil jalando o "remolcando" a otro mediante una atadura con medias de nylon de lo que podría ser el material original.

En esas imágenes entendí mejor algo que ya había leído en otra parte: las pilas de litio se pueden programar para que caduquen a pesar de ser recargables. Ahí también es posible seguir la pista de una demanda contra Apple, una de todas las que lleva a cuestas, que con un modelo de Ipod jugó a la obsolescencia programada mediante la pila. Eso me explicó por qué, a pesar de ser menos ecológicas, algunos conductores de bicicletas eléctricas o de otros vehículos con un sistema de energía similar, llevan años usando baterías de plomo. Y el concepto de menos ecológicas de nuevo es relativo: quizá dañe más el plomo al ambiente, pero el litio programable de las pilas está arrojando al planeta toneladas de basura.

Uno no puede dejar de esbozar una amarga sonrisa cuando Serge Lautuche (de quien recomiendo la entrevista de Mónica Di Donato disponible en PDF en traducción de Eric Jalain Fernández), dice en un indiscutible gesto autocrítico: “Quien crea que un crecimiento ilimitado es compatible con un planeta limitado o está loco o es economista. El drama es que ahora todos somos economistas.”

En el trabajo de Cosima Dannoritzer aparece un tiradero en Ghana, de los varios que han arruinado la ecología de ese país. Lo que hace apenas veinte años era un río en el que se organizaban paseos y los pescadores convivían con la gente que iba ahí a divertirse, ahora es un paraje desolador de basura electrónica al aire libre sobre el que ni los buitres vuelan. Aunque las escenas de miseria entre los niños que se arremolina en el basural para rescatar algo reutilizable son estremecedoras.

Como muchos documentales, éste quiere mostrar el lado bueno y tiene final feliz: el descubrimiento que hace Marcos en la red de un ruso que inventó un programita que al correrlo en su PC, desprograma un chip que tiene integrado el periférico y que tras cierto número de impresiones lo inutiliza, aunque todas sus partes sigan siendo funcionales. La hoja que sale de la bandeja tiene impresa la palabra FIN. Es decir, Marcos no se vio precisado a tirar su impresora a la basura.

Vale mucho la pena que ver este documental. Los hará reflexionar no sólo en la obsolencia programada, sino en la inteligencia colectiva que se está gestando en la red. Se los dejo aquí:


Nota: el contenido de estas páginas  puede utilizarse en otros contextos siempre y cuando se cite al autor, se vincule la dirección si se trata de entornos de red o se cite la fuente cuando se trate de otros formatos. David Gutiérrez Fuentes.

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